domingo, 27 de enero de 2008

Se ha secado el arroyo


1 de Reyes 17:1- 9 Muy a menudo nos suceden cosas extrañas, o por lo menos para nosotros; cosas que no esperábamos que nos sucedieran, cosas que cambian el rumbo de nuestras vidas o que nos obligan a cambiarlo y en medio de estas situaciones nos encontramos perdidos, desorientados, desubicados, descontrolados o muchas veces renegando contra la vida o contra Dios mismo.

En algunas ocasiones estamos tan afanados en el lugar donde nos encontramos y conformes con lo que tenemos o estamos haciendo, creyendo que es lo máximo que podemos tener o hacer. Es entonces cuando Dios tiene que actuar para poder movernos al lugar hacia el cual El nos quiere dirigir donde nos "necesita".

Teniendo en cuenta lo anterior, no nos asombremos cuando se nos seque el arroyo. Se puede imaginar al profeta Elías? Dios lo había enviado al arroyo de Querib para mostrarle su gloria al alimentarlo allí como lo hizo, pero tenía un propósito mayor que lo podemos ver en el desarrollo de los acontecimientos en la vida del profeta cuando se deja guiar por Dios y acude al llamado que El le hace, aunque tenga que usar la presión al secarle el arroyo. Por eso si usted quiere ser usado por Dios no se pregunte ¿porqué? Sino ¿para qué?.

Cuantas veces nos volvemos insensibles a la voz del Señor, queriendo El hablarnos de una u otra forma y nosotros nos ensordecemos, cerrando nuestros oídos al llamado que nos hace por su infinito amor y misericordia; luego tiene que actuar de la forma que no nos gusta, pero que es la manera en la que nos puede hacer entender pues estamos distraídos con lo que tenemos. Cuando Dios actúa en nuestra vida de esta manera, sólo quiere ayudarnos, orientarnos, guiarnos, dirigirnos, o en el mejor de los casos darnos una mejor y mucho más abundante Bendición. Es bonito estar en el arroyo, beber del agua de la fuente y esperar cada mañana que se acerque un cuervo con un pan y un pedazo de carne para alimentarnos, olvidándonos de los problemas de afuera, de nuestra gente, sus problemas, de sus necesidades, mientras yo disfruto de una vida sin complicaciones, mientras el cuervo me alimenta y el arroyo suple mi necesidad de agua. Ya puedo ver a Elías cuando se levanta muy de mañana, se acerca al arroyo para lavarse y beber de su agua pero no encuentra nada, espera a que aparezca el cuervo y pasa mucho tiempo y tampoco aparece; también podemos pensar en Jonás sentado debajo de la calabacera disfrutando de la sombra, pero de un momento a otro Dios envía el gusano que la devora, se queda perplejo, luego pelea con Dios, se siente desprotegido, se enoja, y como dijéramos popularmente, hace su "pataleta", pero es la única forma que Dios puede establecer una conversación con él; y porqué no mencionar la iglesia de los primeros años en Jerusalén: el señor les dijo "me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra, pero ellos se quedaron en Jerusalén y no salieron a predicar el mensaje urgente de la salvación a donde el señor quería que fueran, y tuvo que enviarles un aguijón par poderlos sacar del arroyo donde se encontraban y así llevarlos por donde El quería y a lo que quería llevarlos.Cuantas veces nos volvemos insensibles a la voz del Señor, queriendo El hablarnos de una u otra forma y nosotros nos ensordecemos, cerrando nuestros oídos al llamado que nos hace por su infinito amor y misericordia; luego tiene que actuar de la forma que no nos gusta, pero que es la manera en la que nos puede hacer entender pues estamos distraídos con lo que tenemos. Cuando Dios actúa en nuestra vida de esta manera, sólo quiere ayudarnos, orientarnos, guiarnos, dirigirnos, o en el mejor de los casos darnos una mejor y mucho más abundante Bendición. Es bonito estar en el arroyo, beber del agua de la fuente y esperar cada mañana que se acerque un cuervo con un pan y un pedazo de carne para alimentarnos, olvidándonos de los problemas de afuera, de nuestra gente, sus problemas, de sus necesidades, mientras yo disfruto de una vida sin complicaciones, mientras el cuervo me alimenta y el arroyo suple mi necesidad de agua. Ya puedo ver a Elías cuando se levanta muy de mañana, se acerca al arroyo para lavarse y beber de su agua pero no encuentra nada, espera a que aparezca el cuervo y pasa mucho tiempo y tampoco aparece; también podemos pensar en Jonás sentado debajo de la calabacera disfrutando de la sombra, pero de un momento a otro Dios envía el gusano que la devora, se queda perplejo, luego pelea con Dios, se siente desprotegido, se enoja, y como dijéramos popularmente, hace su "pataleta", pero es la única forma que Dios puede establecer una conversación con él; y porqué no mencionar la iglesia de los primeros años en Jerusalén: el señor les dijo "me seréis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra, pero ellos se quedaron en Jerusalén y no salieron a predicar el mensaje urgente de la salvación a donde el señor quería que fueran, y tuvo que enviarles un aguijón par poderlos sacar del arroyo donde se encontraban y así llevarlos por donde El quería y a lo que quería llevarlos.

Pienso que usted como yo ha tenido esos momentos de bendición, de tranquilidad, de seguridad, en los que ha pensado, esto es lo que estaba esperando, lo que soñaba, lo que anhelaba, pero no es así. La vida no se puede detener, si pudiéramos decir "la vida evoluciona" es decir, es cambiante, no se detiene y por lo tanto nosotros no podemos detenernos frente a la vida que cada día está en marcha. Es necesario que busquemos el propósito que tiene el señor para con nuestra vida y así servirle como lo desea El.

Porque no detenernos un momento a analizar a Elías frente a su arroyo. Lo podemos ver tranquilo, despreocupado, y feliz, porque el Dios al que él le servía estaba mostrando su poder y la palabra que él había dado en nombre de Dios no se había detenido sino por el contrario se estaba cumpliendo en su totalidad y al pie de la letra, creo que eso es muy confortante para un hombre que le sirve a Dios, cuando da la palabra, Dios se manifiesta con poder y además se ocupa del cuidado de su servidor; pero Dios no quiere que sus servidores estemos tan "tranquilos" olvidándonos de los problemas de nuestros semejantes. Dios tenía un propósito con Elías y lo llevaría a cabo a como diera lugar, como en el caso de Jonás, aunque tenga que usar la presión.

Cambiemos la expresión secar el arroyo por lo que nosotros conocemos como pruebas y veamos para que las pruebas. Las pruebas nos ayudan a formar el carácter cristiano, nos hacen reaccionar, nos hacen despertar, son como el sacudir de la tierra a nuestro derredor para indicarnos que debemos tomar alguna acción.

Carácter: Las pruebas hacen reflejar o salir a luz lo que hay en nuestro corazón. Es muy fácil alabar en un culto de avivamiento donde muchos otros de nuestra misma fe nos rodean, pero algo diferente es hacerlo cuando estamos solos o en un lugar público rodeados de personas que no gustan del evangelio de nuestro Señor Jesucristo sino que por el contrario sabemos que se van a burlar o hasta afrentarnos y de pronto agredirnos; es por eso que digo que las pruebas nos forman el carácter cristiano en nuestra vida. Podríamos decir que las pruebas nos ayudan a crecer en la vida cristiana, y quien no quiere crecer?

Crecimiento espiritual: Otra de las ayudas que nos dan las pruebas es el crecimiento espiritual, pues cuando no tenemos pruebas estamos como Elías en el arroyo de Querib, sin preocupaciones, hasta nos olvidamos que necesitamos acercarnos al Señor para pedir su dirección y ayuda; más cuando se nos sacude el mundo de nuestro rededor nos vemos en la necesidad de buscar a Dios y por consiguiente viene el crecimiento de nuestra vida espiritual.

Comunión con Dios: El salmista David dijo: "No me des mucho no sea que me arte y me olvide de ti" Es una tendencia del ser humano cuando está en buenas circunstancias, despreocuparse y olvidarse del que le da todo lo que ahora tiene. Elías se había olvidado de todos los problemas que podrían estar pasando con sus hermanos en la tierra, en medio de la fuerte sequía que él mismo había profetizado sobre sus ellos, pero al secarse el arroyo vino palabra de Dios a su vida; no encontramos que mientras el arroyo estuviera vivo Elías recibiera palabra de Dios, cuando se seca parece que estamos más dispuestos, más atentos y capaces de intimar con el Señor.

Acercamiento a la voluntad del Señor: Cuando no tenemos necesidades inminentes, fácilmente nos podemos olvidar del propósito para el cual nos llamó el Señor. Elías se había despreocupado de todo, no le importaba lo que pasara afuera de entorno, solo le interesaba saber que él estaba bien, Dios tiene que intervenir y secarle el arroyo para hacerle entender que ese no era el lugar para permanecer mucho tiempo, que sólo quería mostrarle su poder de esa forma posiblemente para aumentar su fe y así poder usarlo en lo que conocemos que lo usó después. Dios quería hacerle ver que afuera había una viuda que estaba apunto de morir de hambre y que él sería la solución a su problema.

Cuantas veces, inmersos en nuestro arroyo, hemos dejado de dar ayuda a tantos hambrientos y sedientos que como la viuda de Sarepta ya están sin esperanza y la solución la tenemos nosotros con el Evangelio de poder.

Las pruebas son necesarias en la vida del creyente en Cristo, pues sin ellas nos estancaríamos, perderíamos el horizonte, la razón de la vida cristiana, nos convertiríamos en estanques de agua apozada que después de unos días ya no sirve más para nada.

Por eso damos gracias a Dios cada vez que se nos presente una prueba o momento difícil en nuestra vida, pues entendemos que el Señor está tratando con nosotros y quiere ayudarnos o movernos a lugares mejores como en el caso de Elías, lo sacó de la orilla de un arroyuelo y lo llevó a casa de una mujer que lo alimentó bajo la bendición de Dios.

Amigo, cuando vengan las dificultades no se enoje, no se desespere, no se descomponga, no pelee con Dios, sino busque la guianza del Señor y verá la otra cara de la vida cuando entienda lo que el Señor quiere enseñarle.


DIOS LE BENDIGA RICA Y ABUNDANTEMENTE

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