domingo, 27 de enero de 2008

¿Como estas?


Comencé a hablar con una persona el otro día, y lo hice de la misma manera que muchos de nosotros siempre hacemos. Comencé la conversación con esa pregunta que estoy seguros todos aquí hemos escuchado. Comencé con esa pregunta tan famosa: ¿cómo estas? ¿Le han hecho esa pregunta alguna vez? Les puedo decir que sin duda esta tiene que ser la pregunta más común que existe en cualquier idioma. ¿Verdad? Es la pregunta mas utilizada para entablar una conversación. Lo que si no es muy común fue la respuesta que recibí, esta fue una que me sorprendió un poco, pero más que todo me agrado mucho. Les digo esto porque la respuesta que recibí no era la que esperaba; cuando hacemos esta pregunta normalmente recibimos respuestas como: bien y tu, o quizás: bien gracias a Dios, o en otros casos podemos también escuchar: muy mal seguido por una lista de problemas o dificultades, en si las respuestas pueden ser muchas, pero estas son las más comun. Pero la respuesta que yo recibí a mi inocente pregunta fue: “Bendecido.” ¿Cuantos han escuchado esta respuesta previamente? Una respuesta bien fuera de lo común, una respuesta que nos deja pensando. Es por eso que quiero que examinemos este tema en el día de hoy. Quiero que examinemos nuestro diario vivir y lo que Jesús nos enseña acerca de nosotros mismos.
Mateo 5:14-16 – Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Estoy seguro que muchos aquí hemos leído estos versículos. Pero, ¿lo hemos analizado bien de cerca? Les pregunto esto porque cuando analizamos bien de cerca estos versículos veremos que existe un gran mensaje en ellos. Quiero que analicemos esto que Jesús le esta diciendo a los discípulos. Quiero hacer esto porque estas palabras nos hablan a nosotros tan o más fuerte que a ellos en aquel día. Jesús aquí le estaba hablando a los apóstoles, Él les estaba enseñando que ahora ellos eran mucho mas que simple hombres, que ahora ellos habían pasado a un nivel completamente diferente. Ya no eran iguales, ya no vivían en el mundo, ahora vivían en el Reino de Dios, ahora eran gobernados por el Rey de Reyes y el Señor de Señores. Fíjense bien como Él les dice: “Vosotros sois la luz, del mundo.” Hermanos, Él nos esta diciendo lo mismo a nosotros hoy en día. Queramos aceptarlo o no, toda persona, todo creyente, todos los que estamos aquí que hemos hecho un compromiso con Cristo, ya no somos igual que antes, ahora somos embajadores del Reino de Dios.
Una vez que nuestro Rey y Salvador ascendió al cielo para estar a la diestra del Padre, Él nos dejo con una gran responsabilidad. Él nos dejo encargado del negocio del Padre, él nos dejo una tarea que hacer. El no ascendió y dijo que no había mas nada que hacer, antes de ascender recibimos el mandamiento de llevar la Palabra de Dios a todas las partes de este mundo. Nuestra responsabilidad como siervos fieles es de evangelizar, testificar, y enseñar a toda persona que todavía no conoce a Cristo que solo Él le puede salvar, que solo Él les puede dar el descanso que todos anhelan.
Lo triste del caso y lo que se ve muy a menudo en el cuerpo de Cristo es que las personas, que los creyentes, no permiten que la luz que llevamos dentro, que el Espíritu Santo que ahora mora en nosotros se refleje en todo lo que hacemos. Estoy seguro que todos aquí estamos de acuerdo que lo que este mundo mas necesita es un avivamiento. Estoy seguro que todos aquí estamos de acuerdo que si el mundo se vuelve mas a Dios, si el mundo aprendiera a confiar en Dios las cosas no estarían como están. Todos queremos un avivamiento, todos queremos ver el movimiento del Espíritu Santo en todo el mundo, todos queremos que nuestro Señor regrese, pero la pregunta que nos debemos hacer es: ¿que estamos haciendo para que esto acontezca?
Hermanos, si no estamos permitiendo que la luz, que el Espíritu Santo que ahora mora en nosotros sea reflejado en todo lo que hacemos, entonces no estamos haciendo nada. Es decir, lo único que estamos haciendo es jugar al jueguito de la religión. Quiere decir que estamos jugando a la iglesia. El proclamar ser Cristianos no es una cosa que se puede tomar levemente, no es una cosa que se dice por decir. Es imposible ser Cristianos solo la mitad del tiempo, es imposible ser Cristianos una o dos veces por semanas, el ser Cristiano significa que ya no somos lo que éramos. El Señor nos dice que hora servimos como una luz en este mundo de tinieblas. Él nos esta diciendo aquí que como hijos de Dios que somos ahora tenemos que servirle al Padre tal como Él le sirvió. Tenemos que servirle con fe, tenemos que llegar a un compromiso genuino con Él y solo Él. No podemos permitir que nada ni nadie pueda obstruir la obra que Dios esta haciendo en nuestras vidas. No podemos permitir que la luz sea obstruida por las cosas de este mundo.
Fíjense bien en la descripción que Jesús utiliza aquí cuando nos dice: “Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.” Esta descripción que nuestro Señor utiliza aquí es una descripción exacta de un creyente genuino. Les digo esto porque cuando tenemos a Jesús en nuestros corazones, cuando permitimos que el Espíritu Santo sea reflejado en todo lo que somos, pues entonces somos tal como el candelero. Somos tal como Jesús quiere que seamos, le servimos tal como el Padre quiere que le sirvamos, servimos como una luz brillante en este mundo de tinieblas. Pero les advierto que debemos tener mucho cuidado con esto. Les digo que tenemos que tener mucho cuidado porque la luz puede servir dos propósitos. Pensemos en esto unos momentos y analicemos lo que les estoy diciendo. El primer propósito que una luz sirve es para llamar la atención. Si se ponen a hacer memoria veremos que en muchas ocasiones cuando se inaugura un lugar nuevo, o cuando existe una gran promoción en los comercios, lo primero que hacen es adornarlos con luces brillantes. En muchas ocasiones también usan reflectores poderosos que iluminan los cielos y pueden ser vistos a larga distancia. ¿Han visto algo semejante?
Hermano la luz que nosotros llevamos dentro es al igual que esos reflectores, es al igual que todos esos adornos de luces de promoción. La luz que llevamos por dentro es una que atrae la atención. Cuando nosotros permitimos que la luz que llevamos por dentro, cuando permitimos que el amor, la paz, y la gloria de Dios sea reflejada en todo lo que hacemos, pues entonces todo el que nos rodea será atraído a la luz. Si tan solo por curiosidad, pero serán atraídos a la luz.
Veremos que existen numerosas personas que ahora se interesaran por oír nuestro testimonio, y querrán investigar de este tal Jesús del cual nosotros tanto hablamos. Querrán oír de este tal Jesús cual proclamamos que nos ha entregado la paz, de este tal Jesús que murió en la cruz para pagar por nuestros pecados y que ha derramado bendiciones sobre cada uno de nosotros. En otras palabras Dios nos podrá utilizar para que podamos cumplir con la misión que Él nos ha dejado. Él nos podrá utilizar para que esos que aun están perdidos en las tinieblas, esos que todavía están viviendo en el mundo sin esperanza alguna de una vida mejor, puedan encontrar Su camino, puedan encontrar la gracia del Padre a través del Hijo por mediación del Espíritu Santo.
Hermanos porque la luz que llevamos por dentro es para glorificar a Dios. No es para que la escondamos, no es para que dejemos que brille de ves en cuando, sino para que brille constantemente, para que sea vista no solamente cuando estemos cerca de alguien sino que se vea a larga distancia. Cuando permitimos que la luz que llevamos por dentro brille en todo momento entonces estamos glorificando a Dios. Cuando nuestra luz brilla el mundo ve la gloria de Dios y llegan para alabarle y bendecir Su santo nombre. Pero ¿qué sucede cuando esa luz no brilla? ¿Que sucede cuando esa luz brilla hoy, pero mañana no? Hermanos tenemos que comprender que nuestro caminar Cristiano tiene que ser consistente. Nuestra fe tiene que ser victoriosa en todo instante. Les digo esto porque si proclamamos que somos Cristianos, pero nuestro testimonio es uno de vivir derrotados, si nuestro testimonio es uno que no permite que la luz sea reflejada en nosotros, pues entonces no estamos dando testimonio del poder de Dios. No estamos permitiendo que el Espíritu Santo glorifique al Padre.
Tenemos que ser persistentes en todo lo que hacemos si queremos vivir victoriosos. Tenemos que ser persistentes en nuestra fe si queremos recibir las bendiciones de Dios. Tenemos que ser el tipo de luz que siempre ilumine el camino en este mundo de tinieblas, tenemos que ser tal como Jesús quiere que seamos. Es tiempo de dejar el jugar a la iglesia, es el tiempo de dejar de ser Cristianos solo en ocasiones especiales o parte del tiempo. Es hora de servir a nuestro Padre celestial, es hora de permitir que el Espíritu Santo sea reflejado en todo lo que hacemos. Para concluir. “Vosotros sois la luz del mundo.” El Señor nos ha escogido, el Señor nos ha llamado para que sirvamos de luz en este mundo de tinieblas. ¿No es esto una gran bendición? Así que cuando se nos pregunte ¿cómo esta? No contestemos de una manera que no glorifique a Dios, contestemos de una manera que lo glorifique a Él y solo Él, digamos todos “Bendecidos.”

No hay comentarios: